La plasticidad cerebral desempeña un papel protagónico en la ecuación de la felicidad. La plasticidad cerebral es la confirmación científica de que la experiencia individual puede llegar a transformar la estructura cerebral de una persona. Según la Epigenética, la experiencia consciente puede transformar la "expresión" de nuestro ADN, afectar nuestro código genético, o sea, nuestra herencia, al potenciar ciertos códigos y bloquear la manifestación de otros modulando así nuestras posibilidades desde lo heredado que tan determinista parecía hasta hace muy poco tiempo.
¿Cómo se concreta la plasticidad del cerebro?
Un experimento con taxistas londinenses en el 2002 constató que los ejercicios repetidos para memorizar el mapa del tránsito, mejoraba su estructura cerebral, sobre todo la de los circuitos de la memoria. Al final del experimento los taxistas tenían el hipocampo más desarrollado que el promedio de personas analizadas solo porque ejercitaban en mayor medida esos circuitos cerebrales al memorizar los nombres de calles y recorridos solicitados por los clientes. Se consagraba así el principio revolucionario de la plasticidad cerebral, el puente entre la neurociencia y el psicoanálisis.
Un experimento con taxistas londinenses en el 2002 constató que los ejercicios repetidos para memorizar el mapa del tránsito, mejoraba su estructura cerebral, sobre todo la de los circuitos de la memoria. Al final del experimento los taxistas tenían el hipocampo más desarrollado que el promedio de personas analizadas solo porque ejercitaban en mayor medida esos circuitos cerebrales al memorizar los nombres de calles y recorridos solicitados por los clientes. Se consagraba así el principio revolucionario de la plasticidad cerebral, el puente entre la neurociencia y el psicoanálisis.
Así como los músculos, el cerebro necesita también gimnasia mental para sacarle el máximo partido. Hoy sabemos a ciencia cierta que el cerebro cambia continuamente con la experiencia, estas modificaciones ocurren en las sinapsis, allí donde las neuronas entran en contacto unas con otras. Tenemos cien mil millones de neuronas y cada neurona se conecta con otras diez mil. Lo que la neurología moderna ha comprobado es que los humanos podemos crear nuevas neuronas durante toda la vida gracias a un esfuerzo mental capaz de activar el proceso creador. Y lo más interesante, es que no es tan importante la cantidad de neuronas sino la organización de ellas, es decir, podemos tener millones de neuronas organizadas en circuitos simples y básicos, correspondiente a estos tipos de aprendizajes y situaciones. Pero se pueden organizar las mismas en circuitos neuronales de mayor complejidad asociados a aprendizajes y desafíos más complejos.
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