Mi gran motivación para iniciar este blog, es porque siento que hoy en día el avance de la ciencia y la tecnología nos esta brindado una oportunidad única y maravillosa para los que hoy queremos crecer, evolucionar, sanar, aprender a ser felices o simplemente aprender. Siento y creo que somos tremendamente privilegiados de estar vivos en este momento del desarrollo evolutivo de la humanidad, ya que estamos viviendo una época “dorada” en lo que a desarrollo humano se refiere.
Catalina Giacaman

lunes, 15 de octubre de 2012

SEAMOS AMABLES, CARIÑOSOS Y PACIENTES CON NOSOTROS MISMOS


Piensa en tu mente como si fuera un jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de tierra. Puede que en el haya muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de desesperación, rabia y preocupación. Hay un viejo árbol llamado miedo que necesita una buena poda o que lo corten. Una vez hayas limpiado bien el terreno y abonado la tierra, siembra algunas semillas de alegría y prosperidad. El sol brilla sobre tu jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas amorosamente.

Al principio, no se ve que suceda gran cosa. Pero tú no te detengas, continúa cuidando tu jardín. Si tienes paciencia, las plantas crecerán y se llenarán de flores. Lo mismo sucede en tu mente: tú seleccionas los pensamientos que vas a cuidar y, si tienes paciencia, verás cómo crecen y contribuyen a crear el jardín de experiencias que deseas.

Todos cometemos errores. Es normal equivocarse cuando se está aprendiendo. Como ya he dicho, son muchas las personas que padecen de perfeccionismo. No se dan ni una sola oportunidad de aprender algo nuevo porque si no lo hacen a la perfección en los tres primeros minutos, ya suponen que no sirven. Cualquier cosa que decidas aprender requiere tiempo. Cuando uno comienza a hacer algo que nunca ha hecho, generalmente lo encuentra algo raro. Para que veas lo que quiero decir, tómate de las manos. No hay ninguna forma correcta o incorrecta de hacerlo. Tómate las manos y observa que dedo pulgar queda encima. Ahora separa las manos y vuelva a tomarlas, esta vez con el otro dedo pulgar encima. Probablemente te parecerá extraño, raro, incluso incorrecto. Tómate de nuevo como la primera vez, luego cambia, vuelve a tomarlas como la segunda vez y déjalas así. ¿Qué te parece? No tan raro. No tan mal. Ya te estás acostumbrando. Tal vez puedas aprender a tomártelas de las dos maneras sin sentir extrañeza.

Lo mismo sucede cuando hacemos algo de una forma nueva. Puede parecernos diferente e inmediatamente la juzgamos. Sin embargo, con un poco de práctica se nos hace normal y natural, No vamos a amarnos a nosotros mismos totalmente en un solo día, pero podemos amarnos un poco más cada día. Si cada día nos damos un poquitín más de amor, dentro de dos o tres meses habremos progresado bastante en nuestro amor propio.

Así pues, las equivocaciones son nuestros peldaños. Son muy valiosas porque son nuestras maestras. No te castigues por cometer un error. Si estás dispuesto a utilizarlo para aprender y crecer, entonces te servirá como un peldaño hacia la realización total en tu vida. Algunos llevamos bastante tiempo trabajando en nosotros mismos, y nos preguntamos porqué aun nos siguen reapareciendo problemas. Es necesario que continuemos reforzando lo que sabemos, que no nos resistamos agarrándonos la cabeza y exclamando: “¿de qué me sirve?”. Cuando estamos aprendiendo algo nuevo, tenemos que ser dulces y cariñosos con nosotros mismos. Recuerda el jardín de que hablábamos hace un momento. Cuando aparezca una mala hierba, arráncala cuanto antes.


Amarse a uno mismo no tiene nada que ver con sentimentalismos ni cursilerías. Se trata de un asunto bastante más serio. Al hablar de amor, nos referimos a los pensamientos, palabras, actitudes y comportamientos que nos profesamos a nosotros mismos. Así, amarnos es sinónimo de escucharnos, atendernos, aceptarnos, respetarnos, valorarnos y, en definitiva, ser amables con nosotros en cada momento y frente a cualquier situación.
El primer paso para amarnos consiste en conocernos, comprendiendo cómo funcionamos para diferenciar lo que deseamos de lo que verdaderamente necesitamos para ser felices. Y aunque en un primer momento lo parezca, este proceso de autoconocimiento no es un fin en sí mismo. Es el medio que nos permite adueñarnos de nuestra mente, superando a través de la aceptación y el amor nuestros miedos, complejos y frustraciones.

Emocionalmente hablando, solo podemos compartir con los demás aquello que primero hemos cultivado en nuestro corazón. Si no aprendemos a ser felices de forma autónoma e independiente, es imposible que podamos ser cómplices de la felicidad de las personas que nos rodean. No en vano, al vivir tiranizados por nuestras carencias, nos relacionamos desde la escasez, pendientes de que los demás nos den eso que no hemos sabido darnos. Por el contrario, al conectar con nuestra fuente interna de bienestar y dicha, entramos  en la vida de los demás desde la abundancia, ofreciéndoles lo mejor de nosotros sin necesitar ni esperar nada a cambio.
 "La vida te trata tal y como tú te tratas a ti mismo"
Louise L. Hay



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lunes, 24 de septiembre de 2012

Los potenciales que traemos sólo pueden activarse cuando respondemos a los desafíos de la vida


Así como las malas noticias parecen hacerse cada día más enormes y fatídicas, también cada día más personas están despertando a sus potenciales. Jamás en la historia tantos individuos están tomando conciencia de que no son simples peones en el juego de la vida sino que pueden tomarlo en sus manos y crear maravillas. Sin embargo, no es un juego fácil, básicamente porque no se nos enseña: se  aprende a medida que se va desarrollando. Esto se debe a que no hay interés en la cultura dominante para que nos salgamos del sistema y también porque en realidad el juego es nuevo, lo cual lo hace más interesante todavía.


Una de las dificultades consiste en que estamos pendientes de que aparezca un Manual de Instrucciones, cuanto más complicado mejor. No sé porqué razón privilegiamos lo complejo a lo simple… para después no cumplirlo porque es muy complejo… esas cosas del Ego. Este es tiempo de mirar adentro y comenzar a descubrir que venimos con las instrucciones, sólo que no las escuchamos.
 Ya diseñamos el plan de vida y cómo resolver los desafíos, pero nos resistimos a responsabilizarnos y buscamos gurúes y libros sapienciales afuera para echarles la culpa cuando nos fallen. Por supuesto, podemos buscar ayuda para clarificarnos, pero los resultados son de nuestra incumbencia.

Una manera de crecer es poniéndonos incómodos. Todos llegamos a un cierto nivel de conveniencia, de no hacer olas, de conformarnos con poco, de mediocridad conocida y supuestamente segura. En algún momento, esa comodidad se vuelve incómoda y sabemos que tenemos que cambiar algo o mucho. Atrevernos a salir de esa área de conformidad inicia el proceso de transformación. Verdaderamente, los potenciales que traemos sólo pueden activarse cuando respondemos a los desafíos de la vida. Nunca sabremos de qué somos capaces vegetando y huyendo de los conflictos. Cuando hacemos esto, nos condenamos a la infelicidad y a una escalada de problemas que se habrían evitado si hubiéramos tomado el toro por las astas al comienzo y no cuando ya es inevitable.

Un error común es pensar que la información hará el cambio. Ella sólo crea un contexto, una perspectiva, unas disposiciones, pero el auténtico cambio se producirá cuando llevamos esa información a la práctica, cuando nos pescamos haciendo lo mismo de siempre, nos detenemos y aplicamos una nueva actitud, una y otra vez hasta que se incorpora. Mientras está en la mente es información, cuando pasa al cuerpo es verdad. Al respecto, también creemos que la mente nos salvará, que pensando resolveremos todo. Simplemente nos llenaremos de pensamientos repetidos y reactivos, pero jamás encontraremos el camino desde la cabeza. Por el contrario, cuando hacemos silencio es cuando abrimos la conexión a instancias superiores y permitimos que aparezcan las reales soluciones.

En este despertar, muchos tenemos la fantasía de que se abran los cielos y Dios en persona nos diga qué hacer y nos lleve a nuestros gloriosos destinos, en una epopeya divina. No sucederá. En todo caso, Dios (o nuestro Ser) nos lo muestran continuamente a través de los hechos cotidianos. Lo que necesitamos saber, hacer, tener, vino con nosotros, está a nuestro alrededor, sucede cada día. Lo que pasa es que estamos esperando otra vida, otro lugar, otro tiempo, otras personas, otro trabajo, ser otros.

Mientras no nos aceptemos en la caleidoscópica variedad que somos y no comprendamos que el cambio se producirá adonde estamos, seguiremos peleándonos con nosotros y con la vida.

No tienes que ser de otra manera. Eres todo lo que necesitas para lo que viniste a vivir en esta existencia. Aprecia el esplendor de tus cualidades y atrévete a liberar el potencial que reside en tu interior. No envidies ni te obnubiles con supuestas virtudes de otros. Todos tenemos facilidades y retos. No quieras ser una versión de segunda de nadie sino la mejor versión de ti mismo. Cada día tienes la oportunidad de dejar de enjuiciar, de enojarte, de victimizarte, de deprimirte. Cada día puedes realizar la sagrada tarea de sonreír, de dar una palabra de aliento, de modificar un pensamiento, de cambiar una actitud, de agradecer, de cuidar tu salud, de hacer silencio y escucharte, de sintonizar con la paz, la luz, la abundancia, la alegría, el amor que eres. Cada día trae su afán. Accede a la epopeya de lo cotidiano. Disfrútalo. Aprende. Trae una Nueva Energía a tu mundo.



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domingo, 23 de septiembre de 2012

Tus genes no son tu destino. Dean Ornish www.ted.com


Una forma de cambiar nuestros genes es hacer nuevos, como Craig Venter mostró tan elegantemente. Otra es cambiar nuestro estilo de vida. Y lo que estamos aprendiendo es cuán profundos y rápidos esos cambios pueden ser, que no tienes que esperar mucho para ver los beneficios. Cuando comes más sano, controlas el estrés, haces ejercicio y amas más, tu cerebro de hecho recibe más flujo sanguíneo y más oxígeno. Pero más que eso, tu cerebro se vuelve perceptiblemente más grande. Cosas que se creían imposibles apenas hace unos años pueden de hecho ahora ser medidas. Esto lo sacó en claro Robin Williams unos años antes que el resto de nosotros.

Tu piel recibe más flujo sanguíneo cuando cambias tu estilo de vida, así que envejeces más lentamente, tu piel no se arruga tanto; tu corazón recibe más irrigación. Hemos mostrado posible la reversión de enfermedades cardíacas, que esas arterias obstruidas que ven arriba a la izquierda, sólo 1 año después están mensurablemente menos obstruidas. Y la tomografía cardíaca TEP mostrada abajo a la izquierda, azul significa ausencia de flujo sanguíneo. Un año después: naranja y blanco son irrigación máxima. Hemos mostrado que quizás seas capaz de detener y revertir el avance de cáncer de próstata temprano, y por ende, cáncer de mama, simplemente haciendo estos cambios. Hemos encontrado que el crecimiento de tumores in vitro fue inhibido 70% en el grupo que hizo estos cambios, mientras sólo fue 9% en el grupo de control.





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miércoles, 27 de junio de 2012

Mantener la lucidez es un ejercicio tan duro como mantener la línea.

Sholmo Breznitz, en Redes para la ciencia: Estamos acostumbrados a manipular nuestro cerebro con fármacos. Por ejemplo, si tienes un dolor de cabeza, te tomas una aspirina y cosas así. Y ahora, científicos nos muestran estamos en una nueva era en la que enseñaremos a vuestros cerebros a corregirse, a que se corrijan ellos mismos; la diferencia es que los fármacos no son nada específicos. Tienen efectos parecidos sobre grandes áreas del cerebro. Es beneficioso acostumbrar a los cambios, al cambio de lenguaje, a los cambios de lugar de residencia, a los cambios en tu manera de pensar, a los cambios de amigos...”, El problema es que se produce una contradicción entre lo que es bueno para la persona y lo que a uno le apetece hacer porque a la gente, sobre todo a la gente mayor les gusta hacer las cosas como lo han hecho siempre. El problema es que, cuando el cerebro desarrolla rutinas muy fuertes, ya no necesita pensar, todo se hace automáticamente y con mucha rapidez y eficacia, e incluso en muchos sentidos de forma más eficiente; de modo que existe la tendencia a aferrarse a las rutinas. Y la única forma de salirse de la rutina es confrontando el cerebro con información nueva. Esto desarrolla neuronas nuevas o conexiones nuevas entre neuronas, por lo que es necesario que forzarse a estar expuesto a la necesidad de cambiar. Sin embargo, la gente no quiere cambiar porque aumenta un poco el nivel de ansiedad. Cuando estás en un entorno familiar, estás mucho más a gusto. Nunca sabes lo que va a ocurrir si vas a un sitio nuevo. Hay un cierto nivel de ansiedad implícito en el propio cambio y la gente tiene que superarlo. Seguimos en contacto...

sábado, 2 de junio de 2012

EL "TERCER ACTO DE LA VIDA". Jane Fonda en TED.COM

Ha habido muchas revoluciones en el último siglo, pero quizás ninguna tan significativa como la revolución de la longevidad. Hoy en día vivimos, en promedio, 34 años más que nuestros bisabuelos. Piensen en eso. Es toda una segunda vida de adulto que se ha añadido a la nuestra. Y, sin embargo, en su mayor parte, nuestra cultura no ha aceptado lo que esto significa. Todavía vivimos con el viejo paradigma de la edad como un arco. Esa es la metáfora, la vieja metáfora. Nacemos, llegamos a la cima a la mitad de la vida y decrecemos en la decrepitud. (Risas) La edad como una patología. Sin embargo, muchas personas hoy en día, filósofos, artistas, médicos, científicos, tienen una nueva perspectiva de lo que yo llamo el tercer acto: las tres últimas décadas de la vida. Se dan cuenta de que es en realidad una etapa de desarrollo con su propio significado, tan diferente de la mediana edad como la adolescencia difiere de la infancia. Y se preguntan –todos deberíamos preguntarnos– ¿cómo podemos utilizar este tiempo? ¿Cómo podemos vivirlo con éxito? ¿Cuál es la nueva metáfora apropiada para el envejecimiento? Me he pasado el último año investigando y escribiendo sobre este tema. Y he llegado a encontrar que una metáfora más apropiada para el envejecimiento es una escalera; la ascensión del espíritu humano que nos ha dado la sabiduría, la integridad y la autenticidad. La edad, ya no como una patología, sino como un potencial. Y ¿adivinen qué? Este potencial no es para unos pocos afortunados. Resulta que la mayoría de las personas mayores de 50 años se sienten mejor, tienen menos estrés, son menos hostiles, menos ansiosas. Tendemos a ver más los rasgos comunes que las diferencias. Algunos de los estudios, dicen incluso que somos más felices. Esto no es lo que esperaba, créanme. Vengo de una familia de depresivos. A medida que me acercaba a los 50 años de edad, cuando me despertaba en la mañana mis primeros seis pensamientos eran todos negativos. Y me asusté. Pensé, ¡oh, Dios mío! voy a convertirme en una vieja cascarrabias. Pero ahora que estoy justo a la mitad de mi propio tercer acto, me doy cuenta de que nunca he sido más feliz. Tengo una fuerte sensación de bienestar. Y he descubierto que cuando uno está en la vejez, contrariamente a verla desde fuera, el miedo desaparece. Nos damos cuenta de que seguimos siendo nosotros mismos, tal vez aún más. Picasso dijo una vez: "Se necesita mucho tiempo para llegar a ser joven". (Risas) No quiero idealizar el envejecimiento. Obviamente, no hay garantía de que sea un tiempo para disfrutar y desarrollarse. Es en parte una cuestión de suerte. Es en parte, obviamente, de origen genético. De hecho, una tercera parte es de origen genético. Y no hay mucho que podamos hacer al respecto. Pero eso significa que dos tercios de nuestro éxito en el tercer acto depende de nosotros mismos. Vamos a hablar de lo que podemos hacer para que esos años añadidos sean todo un éxito y marquen una diferencia positiva. Ahora, permítanme decir algo sobre la escalera que puede parecer una metáfora extraña para los adultos mayores, ya que para muchos las escaleras son un reto, (Risas) en los que me incluyo. Como ustedes saben, el mundo entero funciona según una ley universal: la entropía, la segunda ley de la termodinámica. La entropía significa que todo en el mundo, todo, está en un estado de deterioro y decadencia, el arco. Solo hay una excepción a esta ley universal, el espíritu humano que puede continuar ascendiendo –la escalera– hasta la plenitud, la autenticidad y la sabiduría. Y he aquí un ejemplo de lo que quiero decir. Esta ascensión puede ocurrir incluso frente a desafíos físicos extremos. Hace unos tres años, leí un artículo en el New York Times. Se trataba de un hombre llamado Neil Selinger –57 años, abogado retirado– que se había unido al grupo de escritores de la Universidad Sarah Lawrence donde había descubierto su vena de escritor. Dos años más tarde, fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica, o mal de Lou Gehrig. Es una enfermedad terrible. Es mortal. Daña el cuerpo, pero la mente permanece intacta. En este artículo, el Sr. Selinger escribió lo siguiente para describir lo que le estaba pasando. Y cito: “A medida que mis músculos se debilitaban, mi escritura se hacía más fuerte. A medida que perdía lentamente el habla, ganaba mi voz. A medida que disminuía, crecía. A medida que perdía tanto, comencé finalmente a encontrarme a mí mismo”. Neil Selinger, para mí, es la encarnación del ascenso por la escalera en su tercer acto. Todos nacemos con el espíritu, todos, pero a veces decae por los retos de la vida, la violencia, el maltrato, la negligencia. Tal vez nuestros padres sufrieron de depresión. Tal vez ellos no fueron capaces de amarnos más allá de nuestros éxitos o fracasos. Tal vez todavía padecemos de un dolor psíquico, una herida. Tal vez pensamos que muchas de nuestras relaciones no han culminado. Y tenemos la sensación de estar “inconclusos”. Tal vez la tarea del tercer acto es terminarnos a nosotros mismos. Para mí, esto comenzó cuando me acercaba al tercer acto, mi cumpleaños número 60. ¿Cómo se suponía que iba a vivir? ¿Qué se suponía que debía cumplir en este acto final? Y me di cuenta de que, con el fin de saber a dónde iba, tenía que saber dónde había estado. Así que regresé al pasado en mi memoria y estudié mis 2 primeros actos tratando de ver quién era yo entonces, –quién era yo en realidad– no aquella que mis padres u otras personas me dijeron que era o me trataron como si lo fuese. Sino ¿quién era yo? ¿Quiénes eran mis padres –no como padres– sino como personas? ¿Quiénes eran mis abuelos? ¿Cómo trataron a mis padres? Este tipo de cosas. Un par de años después descubrí que este proceso por el que había pasado se llamaba, según los psicólogos, “hacer una revisión de la vida”. Y dicen que puede dar un nuevo significado, claridad y sentido a la vida de una persona. Ustedes descubrirán, como yo, que muchas cosas que creían que ocurrieron por su culpa, muchas cosas que pensaban de sí mismos, realmente no tenían nada que ver con ustedes. No fue su culpa, ustedes hicieron bien las cosas. Y ustedes serán capaces de volver atrás y perdonarlos y perdonarse a sí mismos. Serán capaces de liberarse de su pasado. Usted podrán cambiar su relación con el pasado. Ahora bien, mientras escribía esto, encontré un libro llamado “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl. Viktor Frankl era un psiquiatra alemán que había pasado 5 años en un campo de concentración nazi. Y escribió que, mientras se encontraba en el campamento, podía decir, si llegaban a ser liberados, quiénes iban a salir adelante y quiénes no. Y escribió lo siguiente: “Nos pueden quitar todo lo que tenemos en la vida, excepto una cosa, la libertad de elegir cómo reaccionar ante una situación. Eso es lo que determina la calidad de la vida que hemos vivido, no se trata de si hemos sido ricos o pobres, famosos o desconocidos, sanos o enfermos. Lo que determina la calidad de vida es cómo nos relacionamos con estas realidades, qué significado les damos, qué tipo de actitud adoptamos frente a ellas, qué estado de ánimo les permitimos activar”. Tal vez el propósito central del tercer acto es volver y tratar de, si es el caso, cambiar nuestra relación con el pasado. Resulta que la investigación cognitiva demuestra que somos capaces de hacer esto, se manifiesta neurológicamente por vías nerviosas creadas en el cerebro. Verán que, a través del tiempo, si reaccionaron negativamente a los acontecimientos y personas del pasado, se han establecido unas vías neuronales por medio de señales químicas y eléctricas enviadas a través del cerebro. Y con el tiempo, estas vías neuronales se fijan, se convierten en la norma, aunque sean dañinas para nosotros porque nos causan estrés y ansiedad. Sin embargo, si volvemos atrás y cambiamos nuestra relación, modificamos nuestra relación con las personas y acontecimientos del pasado, las vías neuronales pueden cambiar. Y si somos capaces de tener sentimientos más positivos sobre el pasado, esto se convierte en la nueva norma. Es como reiniciar un termostato. Lo que nos hace sabios no es tener experiencias, es reflexionar sobre las experiencias que hemos tenido lo que nos hace sabios. Además, nos ayuda a ser íntegros, nos trae sabiduría y autenticidad. Esto nos ayuda a convertirnos en lo que podríamos haber sido. Las mujeres, todas comenzamos íntegras, ¿no? De niñas, comenzamos combativas –“Sí, ¿quién lo dice?” Tenemos el libre albedrío. Somos los sujetos de nuestras propias vidas. Pero muy a menudo, muchas, si no la mayoría de nosotras, llegada la pubertad, empezamos a preocuparnos por integrarnos y ser populares. Y nos convertimos en sujetos y objetos de la vida de otras personas. Pero ahora, en nuestro tercer acto, puede ser posible que regresemos al punto de partida y saberlo por primera vez. Y si podemos hacerlo, no será solo para nosotras mismas. Las mujeres mayores representan la mayor población mundial. Si podemos volver atrás y redefinirnos y llegar a ser íntegras, esto va a crear un cambio cultural en el mundo y dará un ejemplo a las generaciones más jóvenes para que puedan repensar sus propias vidas. Seguimos en contacto........ http://www.ted.com/talks/lang/en/jane_fonda_life_s_third_act.html

lunes, 7 de mayo de 2012

Nuestra Autoestima y la opinión de los demás.

Un cuento sabio: Eran un anciano y un niño que viajaban con un burro. Caminaban al lado del burro cuando atravesaban un pueblo. Un grupo de niños se rió de ellos gritando: -¡Miren qué par de tontos! De manera que tienen un burro y van los dos andando. Por lo menos, el viejo podría subirse a él. Entonces, el anciano se subió al burro y ambos siguieron la marcha. Al pasar otro pueblo, algunas personas se indignaron al ver al viejo sobre el burro y dijeron: -Parece mentira. El viejo cómodamente sentado en el burro y el pobre niño caminando. Viejo y niño intercambiaron sus puestos. Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó: - ¡Esto sí que es intolerable! El muchacho sentado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. Puestas así las cosas, el viejo y el niño se subieron al burro. Poco después venían un grupo de campesinos por el camino. Les vieron y les dijeron: -¡Es vergonzoso lo que hacen! Van a reventar al pobre animal. El viejo y el niño tomaron la determinación de cargar al burro sobre sus hombros, pero entonces la gente se burló de ellos diciéndoles: -Nunca vimos una gente tan boba. Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas. De repente el burro se revolvió con fuerza y se desplomó a un barranco, hallando la muerte. El viejo, súbitamente, instruyó al muchacho: -Querido mío, si escuchas las opiniones de los demás y les haces caso, acabarás más muerto que este burro. ¿Sabes lo que te digo? Cierra tus oídos a la opinión ajena. Que lo que los demás dicen te sea indiferente. Escucha únicamente la voz de tu corazón. Este cuento tradicional hindú habla, entre otras cosas, de la autoestima. Ella se va formando mayormente a través de las opiniones de los otros, de las miradas que ellos tienen acerca del valor, de las capacidades, de las actitudes y acciones, de lo que aprecian (o deprecian) desde afuera de nosotros. Así, vamos perdiendo el contacto con nosotros mismos y nos dejamos llevar por los demás. Es tiempo de volver esa mirada hacia nuestro interior y reconocernos en nuestra valía intrínseca. Sólo nosotros podemos recuperar el amor y el poder con que vinimos investidos y concretarlos con sencillez, escuchando profundamente al corazón. Seguimos en contacto......

viernes, 20 de abril de 2012

EL TANGO Y EL PARKINSON

EL TANGO Y EL PARKINSON. Entrevista a Lili Pfarherr. Diario la Nacion Chile Estudios recientes han comprobado que personas con Parkinson que han tomado clases de tango recuperan visiblemente la estabilidad al caminar y mejoran su movilidad. En el Centro de Psicología del Baile quieren evaluar si bailar puede retardar el inicio de esa y otras enfermedades degenerativas. El tango como terapia La vigencia del tango ha superado toda predicción y ninguna causa es concluyente para comprender su grado de masificación. Buenos Aires se ha convertido en el epicentro de este fenómeno mundial, en el que miles de extranjeros se dan cita para probar que es esto de “bailar un pensamiento triste”. Y lejos de sentirlo como algo melancólico o nostálgico lo viven como una experiencia única, llena de vitalidad y energía y, en muchos casos, como un motor de cambio de vida. Evidentemente algo mágico se desata en ese encuentro entre dos personas al compás de un ritmo, creando una singularidad que trasciende el abrazo y el espacio compartido. En el marco de aquel fenómeno comenzó a delinearse la tangoterapia, técnica terapéutica que posibilita un acercamiento más inmediato hacia nuestros recursos personales. Será porque a la luz del “dos por cuatro” se hacen visibles conductas, aptitudes y limitaciones (auto impuestas muchas veces) que “nos muestran” cómo somos, cómo nos tratamos a nosotros mismos y, también, cómo somos en relación al otro. El cuerpo habla y es imposible no escucharlo, y es impensable en este contexto, “no ver”. Abordando este fenómeno terapéuticamente, tanto parejas consolidadas como meros desconocidos tienen la posibilidad de reflexionar sobre su forma de interactuar, de coordinarse con el otro, de consensuar. Para que “haya” un tango tendrán que ser capaces de caminar con el otro, lo que implica un proceso más interno que externo, aunque a primera vista, parezca lo contrario. Las técnicas psicoanalíticas de la interpretación de las conductas individuales, de pareja o grupal, cuentan así con un nuevo escenario y con dos herramientas valiosas: el cuerpo en acción y la palabra en relación a la experiencia vivenciada y conducida a tal fin.Dicen que basta vernos bailar un tango para saber como afrontamos al otro, como vamos hacia él, desde donde nos acercamos y como permitimos que se nos aproximen; cómo resolvemos los problemas que se presentan, con cuanta generosidad, con que nivel de tolerancia y cooperación. Bailando tango se aprende a que si perdemos el equilibrio, lo perdemos ambos y que sólo se recupera de a dos: armonía, encuentros, desencuentros, crisis, superación. La vida misma. Una técnica nueva, dinámica y superadora. La tangoterapia posibilita tener una mirada inteligente sobre un proceso que inevitablemente se desata cuando dos cuerpos se encuentran en ese abrazo llamado Tango.

Bailar aumenta la rapidez mental y la autoestima

Mover el cuerpo a un determinado ritmo es parte del ser humano, dicen los especialistas. Todo comenzó con los primeros intentos de comunicación del hombre cuando aún no había lenguaje, pero luego se convirtió en parte de la cultura y, por sobre todo, en una forma de pasarlo bien. El Centro de Psicología del Baile de la Universidad de Hertfordshire descubrió que el baile no sólo mejora el ánimo, sino que también ayuda a la autoestima, a la búsqueda de pareja e, incluso, a mejorar la vida de quienes tienen Parkinson. “Bailar es fundamentalmente instintivo”, dice Peter Lovatt. Bailarín profesional y psicólogo, este inglés decidió unir ambas pasiones para estudiar los efectos de la danza en el cerebro. Lo que ha encontrado es de lo más variado. “En sociedades como la inglesa y otras europeas, en general, la gente baila más cuando está buscando pareja -dice-. Esto es evidente con la gente joven, pero también se ve un alza cuando se está en la edad promedio del primer divorcio. En el Reino Unido, hay muchas discos para «mayores de 30» o clubes de salsa que son muy populares entre hombres y mujeres por igual.” Pero el estado civil no es lo único que puede revelar las destrezas rítmicas. Un estudio hecho en discotecas descubrió que los hombres son más atractivos al bailar cuando tienen altos niveles de testosterona, mientras que las mujeres lo son cuando están en la etapa fértil de su ciclo. “Las mujeres fértiles mueven pronunciadamente las caderas y casi no agitan otras partes del cuerpo -explica el psicólogo-. Pusimos detectores de movimiento oculares a los observadores masculinos y su vista se centraba en las caderas, foco que consideraron atractivo. Pero si estaban frente a una mujer que meneaba todo su cuerpo por igual, la vista de ellos se dispersaba provocando la pérdida del interés en ellas.” Lovatt también quiso saber qué pasa con la autoestima y el desempeño del bailarín. Luego de encuestar a casi 14.000 personas, concluyó que las mujeres se sienten más seguras al bailar que los hombres, pero que ambos tienen altibajos de confianza. Ellas bailan sin temor desde la preadolescencia hasta los 16 -momento en el que aparece el temor al ridículo-, y al entrar en la veintena recobran la confianza, descubrió Lovatt. En cambio, los hombres entran en confianza lentamente y en forma sostenida hasta que pasan los 30, momento en que la pista de baile los vuelve a intimidar. Sólo a mediados de los 50 ellas vuelven a confiar en su baile, mientras que ellos lo logran pasados los 60. Pero el baile no sólo cambia las percepciones internas y externas, también tiene consecuencias en las acciones. “Moverse al ritmo de la música tiene efectos tanto psicológicos como fisiológicos. Entre estos últimos están la producción de hormonas y cambios en el ritmo cardíaco, presión sanguínea y el tono muscular.” Incluso, agrega Lovatt, agiliza la mente. Tras seguir una rutina de pasos dada -como la coreografía de “Macarena”-, aumenta significativamente la velocidad con que el bailarín resuelve multiplicaciones simples. Pero si esa misma persona pasa 15 minutos bailando con pasos improvisados, su capacidad mental mejorará para resolver problemas con más de una respuesta correcta. La conclusión, dice, es que bailar sirve para el cuerpo y para la mente. ¿Tiene miedo al ridículo? No lo tenga, se trata de “dejar los complejos, relajarse y ser libre Seguimos en contacto.......

Tangoterapia, Autismo y Neuronas Espejo

En su libro “Las neuronas espejo” el médico neurólogo Marco Iacoboni, hace referencia a la relación entre el autismo y dichas neuronas. “Las neuronas espejo se activan cuando observamos acciones y cuando realizamos esas mismas acciones. En síntesis, cuando nosotros miramos a los otros, nos encontramos tanto con ellos como con nosotros. Se trasluce un fuerte vínculo entre el entorno social y el sentido del yo”… “Entender cómo se desarrolla el sistema de las neuronas espejo en los primeros años de vida es muy importante en relación con el autismo, un trastorno que afecta, en términos generales, a uno de cada mil niños. Una de las estrategias más evidentes que sugiere la hipótesis de las neuronas espejo es el uso de la imitación en el tratamiento”. Al utilizar el baile del tango como método terapéutico en pacientes con autismo, contamos con una diversidad de elementos propios del baile que nos sirven para trabajar con las dificultades de esta patología. Hacer contacto con la mirada como primer acercamiento es uno de los desafíos, ya que las personas con autismo muestran diferencias de atención visual y generalmente “no miran a los ojos”. He comprobado en mi trabajo con adultos autistas, que imitar sus conductas en mi clase, es una eficiente manera de “ser vista”, literalmente. El mayor déficit de los pacientes con autismo es el reflejo especular que posibilita el acercamiento entre las personas así como también y como consecuencia, la capacidad de conectarse emocionalmente con el otro. Ofrecerme como su espejo, brindar un lugar donde mirarse; ese es mi punto de partida habilitando así sentimientos y acciones de empatía a través del movimiento, aún sin el contacto de los cuerpos, favoreciendo así un primer encuentro. La empatía es uno de los medios por los cuales “sincronizamos” con el otro, buscamos así una misma frecuencia para poder dialogar y comprendernos. Esto sucede no solo con el tipo de lenguaje utilizado sino también con nuestro cuerpo y gestos, lo que posibilita conectarnos. A veces sucede que los pacientes solo acceden a bailar con el contacto de las manos, creando así un nuevo tango, un tango propio, con su sello; con momentos de contacto visual alternado con ausencias. Presencia-ausencia, dicotomía en donde sus dos mundos también bailan… Sus cuerpos allí hablan! Paul Valery decía que “lo más profundo es la piel”, y es ese simple contacto el que crea una coreografía compartida. Así, como plantea Iacoboni es posible conjeturar que a través del cuerpo en movimiento, la vinculación con el mundo circundante y las experiencias perceptivas y motoras son los procesos mentales los que emergen. Sumado a la acción, será el tangoterapeuta quien le preste su voz a las personas con autismo para poner en palabras las vivencias, sensaciones y emociones, como forma de reafirmar la presencia de su ser en el aquí y ahora. Sumar la teoría de las neuronas espejos en mi trabajo con personas autistas, me ha permitido planificar estrategias y objetivos que me posibilitaron obtener respuestas vinculadas a la conexión ya sea con la mirada, con el contacto corporal o una simple reacción gestual ante mi palabra. Sabemos que se necesitan dos para “hacer un tango” y que a su vez, este tango es el camino para llegar al vínculo con el otro. La Tangoterapia permite así abordar diversas patologías en donde la dificultad es el contacto, el vínculo con el otro y con uno mismo. “…Bailan juntos compartiendo espacios llenos y vacíos. Cada uno escucha el cuerpo del otro, adivina sus pies, registra su emoción, a veces su ansiedad, otras su sorpresa. Se transmiten sus vivencias en un diálogo secreto de preguntas y respuestas. A veces ruego, regateo, exigencia. Otras reserva, recato, recelo. Aunque algunas se adelantan y contestan antes de que él termine de preguntar, o dejan la pregunta sin respuesta. Otros se expresan con dificultad e indecisión. Ella tendrá que traducir, y el sentido se le aclara con una décima de segundos de demora. Demasiado alerta, se cansa más y disfruta menos…” Fragmento de “El bazar de los abrazos” de Sonia Abadi Cada Tango nos convoca a un diálogo corporal que será único e irrepetible. Todas nuestras emociones estarán ahí, para crearlo. La Tangoterapia nos ayuda a hacerlo conciente a través de la palabra y a conocernos, sobre todo a partir de como interactuamos en cada encuentro con el otro. Por Lili Pfarherr Tangoterapeuta. Lic en Psicología Seguimos en contacto......

martes, 20 de marzo de 2012

"LAS NEURONAS ESPEJO SON LAS QUE NOS PERMITEN PONERNOS EN EL LUGAR DE LOS OTROS"

ENTREVISTA: GIACOMO RIZZOLATTI Neurobiólogo.
Por: Angela Boto. Madrid


En 1996 el equipo de Giacomo Rizzolatti, de la Universidad de Parma (Italia), estaba estudiando el cerebro de monos cuando descubrió un curioso grupo de neuronas. Las células cerebrales no sólo se encendían cuando el animal ejecutaba ciertos movimientos sino que, simplemente con contemplar a otros hacerlo, también se activaban. Se les llamó neuronas espejo o especulares. En un principio se pensó que simplemente se trataba de un sistema de imitación. Sin embargo, los múltiples trabajos que se han hecho desde su descubrimiento, el último de los cuales se publicó en Science la semana pasada, indican que las implicaciones trascienden, y mucho, el campo de la neurofisiología pura. El sistema de espejo permite hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los demás. Su potencial trascendencia para la ciencia es tanta que el especialista Vilayanur Ramachandran ha llegado a afirmar: "El descubrimiento de las neuronas espejo hará por la psicología lo que el ADN por la biología". Rizzolatti ha pasado fugazmente por Madrid para participar en el simposio El Sustrato de la Sociedad del Conocimiento: El Cerebro. Avances Recientes en Neurociencia organizado por el Instituto Pluridisciplinar de la Universidad Complutense y por la Fundación Vodafone.

"La visión es la que proporciona el vínculo para comprender a los demás"
Pregunta. ¿Qué le parece el hecho de que se comparen las neuronas espejo con el ADN?
Respuesta. Es un poco exagerado, pero quizá Ramachandran tenga razón porque el mecanismo de espejo explica muchas cosas que antes no se comprendían.
P. ¿Qué explica?
R. Por ejemplo, la imitación. ¿Cómo podemos imitar? Cuando se observa una acción hecha por otra persona se codifica en términos visuales, y hay que hacerlo en términos motores. Antes no estaba claro cómo se transfería la información visual en movimiento. Otra cuestión muy importante es la comprensión. No sólo se entiende a otra persona de forma superficial, sino que se puede comprender hasta lo que piensa. El sistema de espejo hace precisamente eso, te pone en el lugar del otro. La base de nuestro comportamiento social es que exista la capacidad de tener empatía e imaginar lo que el otro está pensando.
P. ¿Se puede decir que las neuronas espejo son el centro de la empatía?
R. El mensaje más importante de las neuronas espejo es que demuestran que verdaderamente somos seres sociales. La sociedad, la familia y la comunidad son valores realmente innatos. Ahora, nuestra sociedad intenta negarlo y por eso los jóvenes están tan descontentos, porque no crean lazos. Ocurre algo similar con la imitación, en Occidente está muy mal vista y sin embargo, es la base de la cultura. Se dice: "No imites, tienes que ser original", pero es un error. Primero tienes que imitar y después puedes ser original. Para comprenderlo no hay más que fijarse en los grandes pintores.
P. Uno de los hallazgos más sorprendentes relacionados con este tipo de neuronas es que permiten captar las intenciones de los otros ¿Cómo es posible si se supone que la intención de algo está encerrada en el cerebro del prójimo?
R. Estas neuronas se activan incluso cuando no ves la acción, cuando hay una representación mental. Su puesta en marcha corresponde con las ideas. La parte más importante de las neuronas espejo es que es un sistema que resuena. El ser humano está concebido para estar en contacto, para reaccionar ante los otros. Yo creo que cuando la gente dice que no es feliz y que no sabe la razón es porque no tiene contacto social.
P. Pero para que el sistema de espejo funcione es necesario que exista previamente la información en el cerebro que refleja. ¿No es así?
R. En el útero de la madre se aprende el vocabulario motor básico, o sea que ya tenemos ese conocimiento, el básico, que es puramente motor. Más tarde, al ver a otras personas, el individuo se sitúa en su propio interior y comprende a los demás. La visión es la que proporciona el vínculo.
P. ¿Hacia dónde irán ahora sus investigaciones?
R. Queremos estudiar las bases neuronales de la empatía emocional en animales. Me gustaría ver si las ratas, al igual que los monos [en los que se han identificado ya varios tipos de neuronas espejo], tienen el sistema de espejo porque en ese caso, las podríamos utilizar para la investigación médica, porque los monos son animales demasiados preciosos como para hacer este tipo de trabajos.
P. ¿Y en humanos?
R. Estoy convencido de que los trastornos básicos en el autismo se dan en el sistema motor. Estos pacientes tienen problemas para organizar su propio sistema motor y como consecuencia no se desarrolla el sistema de neuronas espejo. Debido a esto no entienden a los otros porque no pueden relacionar sus movimientos con los que ven en los demás y el resultado es que un gesto simple es para un autista una amenaza.



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LA BIOLOGÍA DE LAS CREENCIAS.

No son las hormonas ni los neurotransmisores
producidos por los genes los que controlan nuestro cuerpo y nuestra
mente; son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo,
nuestra mente y, por tanto, nuestra vida.
EL Dr Bruce Lipton en su libro "Biologia de las creencias" expone los siguientes temas:

En el capítulo 1, explico lo que son las células «inteligentes» y cómo y
por qué pueden enseñamos tantas cosas sobre nuestro cuerpo y nuestra
mente.

En el capítulo 2, expongo las evidencias científicas que demuestran que
los genes no controlan la biología. También te presento los emocionantes
descubrimientos de la Epigenética, un nuevo campo biológico que está
desentrañando los misterios de cómo el entorno (la naturaleza) influye en el
comportamiento de las células sin alterar el código genético. Es un campo
que está revelando nuevos problemas en la naturaleza de las enfermedades
como el cáncer y la esquizofrenia.

El capítulo 3 trata sobre la membrana celular, la «piel» de las células. Sin
duda habrás escuchado mucho más sobre el ADN del núcleo celular que
sobre su membrana. Pero la ciencia vanguardista proporciona cada vez más
detalles acerca de la conclusión a la que llegué hace veinte años, que la
membrana es el verdadero cerebro de las funciones celulares.

En el capítulo 4 se habla sobre los abrumadores descubrimientos de la
física cuántica. Estos descubrimientos tienen importantísimas implicaciones
en la comprensión y el tratamiento de las enfermedades. No obstante, la
medicina tradicional aún no ha incorporado la física cuántica a sus
investigaciones ni en la enseñanza facultativa, lo que ha deparado unos
resultados trágicos.

En el capítulo 5 explico por qué he llamado a este libro La biología de la
creencia.
 Los pensamientos positivos tienen un intenso efecto sobre el
comportamiento y los genes, pero sólo cuando estamos en armonía con la
programación subconsciente. De igual modo, los pensamientos negativos
tienen también un poderoso efecto. 
Cuando comprendamos que estas creencias positivas y negativas controlan nuestra biología,podremos utilizar ese conocimiento para forjamos una vida saludable y feliz.

En el capítulo 6 explico por qué las células y las personas necesitamos
crecer y cómo los miedos impiden ese crecimiento.

El capítulo 7 se centra en la educación consciente por parte de los
padres. Como padres, tenemos que comprender el papel que desempeñamos
a la hora de «programar» las creencias de nuestros hijos y el impacto que
esas creencias tendrán en sus vidas. Este capítulo es muy importante tanto
si eres padre como si no, ya que como «antiguo hijo», conocer la existencia
de dicha programación y sus consecuencias sobre nuestra vida resulta
bastante revelador.
En el epílogo, explico cómo mi visión de la nueva biología me llevó a
comprender la importancia que tiene integrar los reinos de la ciencia y el
espíritu, lo que supuso un cambio radical, dado mi pasado como científico
agnóstico.

¿Estás preparado para utilizar tu mente consciente para crear una vida
colmada de salud, felicidad y amor sin la ayuda de la ingeniería genética y
sin convertirte en un adicto a los medicamentos? ¿Estás dispuesto a
escuchar una opinión distinta a la del modelo médico que considera el cuerpo
como una máquina bioquímica? No es necesario que compres nada ni que
tomes parte por un partido político. Sólo tienes que dejar a un lado por un
momento las creencias arcaicas que te inculcaron las instituciones
científicas y los medios de comunicación para considerar la emocionante
visión que ofrece la ciencia vanguardista.


Entrevista a Doctores Bruce Lipton y Wayne Dyer

Parte 1:


Parte 2:



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